La bradicardia se refiere a un ritmo cardíaco lento: una frecuencia cardíaca en reposo inferior a 60 latidos por minuto.
A esta frecuencia, el corazón no es capaz de bombear suficiente sangre rica en oxígeno hacia el organismo durante la actividad física.
Durante la prueba de ECG, se colocan electrodos (sensores) que pueden detectar la actividad eléctrica del corazón en el pecho y, a veces, en las extremidades. Un ECG mide el tiempo y la duración de las fases eléctricas de cada latido.
La monitorización cardíaca continua es útil para captar los latidos irregulares que se producen con poca frecuencia; en algunos casos, es posible que ni siquiera se sienta ningún síntoma. Monitor Holter: este dispositivo portátil de ECG puede utilizarse durante un máximo de siete días para registrar la actividad eléctrica del corazón mientras realiza se lleva a cabo la rutina diaria.
La realización de un registro ECG permitirá al médico analizar el ritmo cardíaco y detectar alguna anomalía que pueda estar produciéndose. Monitor cardíaco insertable (MCI): el MCI es un dispositivo que se implanta bajo la piel en la zona del pecho. El MCI detecta y almacena los ritmos cardíacos anómalos durante al menos tres años.
Según la opinión del médico que le trate, es posible que se le solicite que se haga un ecocardiograma para evaluar el tamaño de su corazón y comprobar su funcionamiento.
Otra prueba diagnóstica es la angiografía coronaria, que rastrea cómo fluye la sangre hacia las arterias del corazón. Al igual que el ecocardiograma, el médico la solicitará si lo considera necesario.
Se realiza una prueba especial denominada estudio electrofisiológico (EEF) para observar detenidamente el funcionamiento del sistema eléctrico del corazón y confirmar la presencia o ausencia de anomalías.
Para consultar con tu médico, puedes guiar la conversación con el siguiente documento:
Si tiene bradicardia, puede ser candidato a un dispositivo cardíaco implantable denominado marcapasos.
Reducir
Tratar
Mantenga una estrecha comunicación con el médico para controlar la enfermedad y comprobar si los tratamientos están funcionando correctamente o si tiene nuevos síntomas o efectos secundarios.
En caso de emergencia, busque ayuda. Póngase inmediatamente en contacto con el médico si el ritmo cardíaco es más lento de lo habitual, si siente que se va a desmayar o si nota que le falta el aire.