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El aumento de temperatura podría elevar el riesgo de infartos y accidentes cerebro vasculares en personas con enfermedades preexistentes

De acuerdo con el Dr. Martín Salazar, presidente de la Sociedad Peruana de Hipertensión Arterial, el calor extremo incrementa hasta 10 veces el riesgo de infartos y accidentes cerebro vasculares, ya que provoca deshidratación, lo que acelera la frecuencia cardíaca y dificulta la regulación de la temperatura corporal.

Las condiciones climáticas extremas representan un peligro significativo para las poblaciones vulnerables, especialmente los adultos mayores y las personas con enfermedades preexistentes como hipertensión, diabetes, obesidad, obesidad mórbida y afecciones cardíacas.

Lima, enero 2025.- Según la Asociación Americana del Corazón, las muertes por enfermedades cardiovasculares asociadas al calor extremo podrían más que duplicarse en las próximas décadas 1 . Este escenario resalta la importancia de estar atentos a las olas de calor pronosticadas para los siguientes meses, ya que estas pueden generar complicaciones en la salud de los peruanos.

Para el Dr. Martín Salazar, presidente de la Sociedad Peruana de Hipertensión Arterial, estas condiciones climáticas son especialmente peligrosas para las poblaciones vulnerables, como los adultos mayores, los niños pequeños y las personas con enfermedades preexistentes, como hipertensión, diabetes, obesidad, obesidad mórbida y afecciones cardíacas. También personas sanas que realizan deportes o trabajos en
circunstancias de calor extremo sin adecuada hidratación, pueden desarrollar agotamiento por calor o el cuadro más grave conocido como golpe de calor, el cual tiene muy alta mortalidad.

“El calor extremo aumenta la mortalidad cardíaca entre un 3 y un 10%, ya que provoca deshidratación, lo que acelera la frecuencia cardiaca (taquicardia) y reduce anormalmente la presión arterial (hipotensión), dificultando la regulación de la temperatura corporal. En el caso de las personas con condiciones preexistentes, el estrés térmico suma una carga adicional al sistema cardiovascular, lo que eleva el riesgo de descompensaciones y complicaciones graves, como infartos, desmayos con caídas y fracturas”, destaca.

De igual manera, enfatiza que algunos medicamentos, como los diuréticos y los betabloqueadores, pueden aumentar la sensibilidad a los cambios de temperatura en adultos mayores con hipertensión.
En esa línea, el Dr. Salazar brinda recomendaciones para mantener hábitos saludables y actuar de manera oportuna, especialmente en personas con enfermedades preexistentes durante esta temporada.

1. Evitar la exposición prolongada al sol. La exposición prolongada a altas temperaturas incrementa la sudoración, que puede llegar a ser de hasta 2 litros por hora, lo que ocasiona deshidratación e hipotensión arterial, afectando la función cardíaca. Se recomienda evitar laexposición directa al sol durante las horas de mayor calor (entre las 10 a.m. y las 4 p.m.) para reducir el riesgo de golpes de calor y otras complicaciones. En caso de ser necesario estar al aire libre, es importante usar ropa ligera, protector solar y sombrero para protegerse de los rayos UV.

2. Identificar síntomas. Es necesario estar atento a los primeros síntomas de descompensación por un cambio brusco de temperatura, como la disminución notable de la actividad física (hipoactividad), mareos, desmayos, reducción del volumen urinario y aumento de la somnolencia durante el día. Estos pueden indicar un riesgo mayor para la salud cardiovascular y requieren atención médica inmediata.

3. Chequeos médicos periódicos. Mantener un control regular de los signos vitales y consultar al médico ante cualquier cambio o malestar es esencial, especialmente si se tiene una enfermedad preexistente. Las visitas periódicas permiten realizar chequeos preventivos y
ajustar el tratamiento según las condiciones actuales, asegurando que se adopten medidas adecuadas para tener una salud estable durante la temporada de calor.

4. Hidratación constante. La deshidratación es común durante el verano y en algunos casos, puede provocar un aumento en la frecuencia cardíaca y una disminución del volumen sanguíneo, lo que dificulta la circulación y disminuye de manera anormal la presión arterial. Por ello, es fundamental mantener una hidratación adecuada a lo largo del día, consumiendo alrededor de 2 litros de agua diarios, así como bebidas con electrolitos para reponer los minerales perdidos por el sudor y favorecer el buen funcionamiento muscular.

5. Alimentación saludable. Se recomienda seguir una alimentación balanceada, rica en frutas y verduras, que proporcione los nutrientes esenciales para fortalecer el sistema inmunológico y cardiovascular. Además, es importante incluir alimentos ricos en antioxidantes, como frutos rojos y cítricos, que ayudan a reducir la inflamación y protegen el corazón. Limitar el consumo de productos procesados y ricos en grasas saturadas y azúcares es clave para mantener la salud.

Además, el Dr. Salazar destaca la importancia de que los pacientes con enfermedades preexistentes sigan rigurosamente los tratamientos prescriptos, sin modificar ni omitir dosis, ya que la gestión adecuada de su salud es clave para evitar complicaciones graves.
Finalmente, el especialista señala que, la protección de la salud de las poblaciones vulnerables debe ser una prioridad. “Es esencial que las autoridades implementen campañas de prevención y concientización para reducir los riesgos asociados al calor extremo, garantizando un entorno seguro y saludable durante la temporada de verano. Además, es crucial seguir promoviendo hábitos saludables que ayuden a
mitigar estos riesgos”, concluye.