La taquicardia es una frecuencia cardíaca rápida, es decir, una frecuencia cardíaca en reposo superior a 100 latidos por minuto. A esta velocidad, el corazón no puede bombear sangre de forma eficaz hacia el organismo y el cerebro.
Algunas personas que sufren de taquicardia no presentan síntomas, y la enfermedad solo se detecta durante una exploración física o durante una prueba cardíaca llamada electrocardiograma.
Estos síntomas pueden variar en función de la gravedad, la causa de la enfermedad y el estado de salud del paciente.
La fibrilación auricular es una frecuencia cardíaca irregular que afecta a las cavidades superiores del corazón (aurículas).
Impide que la sangre sea bombeada eficazmente hacia el resto del organismo.
La fibrilación auricular es el tipo de taquicardia más frecuente.
El aleteo auricular es similar a la fibrilación auricular.
En el aleteo auricular, los latidos son impulsos eléctricos más organizados y rítmicos que en la fibrilación auricular.
El aleteo auricular también puede provocar complicaciones graves, como accidentes cerebrovasculares.
La fibrilación ventricular se produce cuando los impulsos eléctricos acelerados y caóticos hacen que los ventrículos se agiten de forma ineficaz, en lugar de bombear la sangre necesaria hacia el organismo. Esto puede ser letal, si el corazón no vuelve a su ritmo normal en cuestión de minutos. Una descarga eléctrica aplicada al corazón con el uso de un desfibrilador puede ayudar a que el corazón regrese a su ritmo normal.
La fibrilación ventricular puede producirse durante o después de un infarto. La mayoría de las personas que sufren una fibrilación ventricular tienen una enfermedad cardíaca preexistente o han sufrido un traumatismo grave.
Solo el médico puede determinar si un paciente tiene taquicardia y, si es así, hasta qué punto ha avanzado esta. Para descartar o confirmar el diagnóstico de taquicardia, el médico puede solicitar una o varias pruebas diagnósticas, en función del problema de ritmo cardíaco que se sospeche.
Durante la prueba de ECG, se colocan electrodos (sensores) que pueden detectar la actividad eléctrica del corazón en el pecho y, a veces, en las extremidades. Un ECG mide el tiempo y la duración de las fases eléctricas de cada latido.
Una evaluación médica es una de las principales formas de detectar si se corre el riesgo de sufrir arritmias malignas, es decir, aquellas que se originan en los ventrículos, que son las cavidades encargadas de bombear la sangre desde el corazón hacia todo el organismo.
La monitorización cardíaca continua es útil para captar los latidos irregulares que se producen con poca frecuencia; en algunos casos, es posible que ni siquiera se sienta ningún síntoma.
Monitor Holter: este dispositivo portátil de ECG puede utilizarse durante un máximo de siete días para registrar la actividad eléctrica del corazón mientras realiza se lleva a cabo la rutina diaria. La realización de un registro ECG permitirá al médico analizar el ritmo cardíaco y detectar alguna anomalía que pueda estar produciéndose.
Monitor cardíaco insertable (MCI): el MCI es un dispositivo que se implanta bajo la piel en la zona del pecho. El MCI detecta y almacena los ritmos cardíacos anómalos durante al menos tres años.
En función del tratamiento que el médico considere, es posible que se le solicite un ecocardiograma para evaluar cómo es el tamaño de su corazón y comprobar su funcionamiento. Esta prueba también permite determinar la fracción de eyección del ventrículo izquierdo. Se refiere a la capacidad del ventrículo izquierdo para bombear adecuadamente la sangre a través del organismo con cada latido.
Se trata de otra alternativa diagnóstica disponible que, y según el criterio del médico, puede realizarse para estudiar de forma más detallada si existe un trastorno en el sistema eléctrico del corazón. Esto permite, de manera más específica, determinar el tipo exacto de arritmia cardíaca que se está presentando, con el fin de establecer el tratamiento.
Para Consultar con tu médico, puedes guiar la conversación con el siguiente documento:
Reducir
Si tiene taquicardia, puede ser candidato a un dispositivo cardíaco implantable llamado desfibrilador automático implantable (DAI).
Cumple tres funciones:
El dispositivo está programado con parámetros específicos que el médico determina teniendo en cuenta su enfermedad específica, con el fin de proporcionarle el tratamiento más adecuado.
Tratar
Dependiendo de la enfermedad, el médico podrá prescribirle medicación para controlar el ritmo cardíaco, además de la implantación de un desfibrilador.
Medicamentos antiarrítmicos:
Después de la cardioversión eléctrica (consulte Procedimientos médicos en la pestaña siguiente), el médico podrá prescribirle medicación contra la arritmia, con el fin de ayudar a prevenir episodios de taquicardia en el futuro.
Medicación para controlar el ritmo cardíaco:
Ayudan a recuperar el ritmo cardíaco normal.
Medicación anticoagulante:
Los anticoagulantes disminuyen la capacidad de coagulación de la sangre, por lo que impiden la formación de trombos y ayudan a prevenir un accidente cerebrovascular.
Un accidente cerebrovascular es muy peligroso: puede causar lesiones permanentes en el cerebro o incluso la muerte.
Existen dos tipos:
Crioablación: se congela la zona afectada, por lo que se crea tejido cicatricial.
Ablación con radiofrecuencia: utiliza calor para destruir la zona problemática.
Cardioversión
Se realiza con medicamentos o con una descarga eléctrica aplicada al corazón, cuando está sedado, para hacer regresar a la normalidad el ritmo cardíaco anormal.
Ablación con Catéter
En este procedimiento se crean líneas de tejido cicatricial para bloquear los circuitos eléctricos anómalos que provocan fibrilación auricular (FA).
La ablación con catéter es un procedimiento mínimamente invasivo que puede utilizarse antes de la medicación o cuando esta no consigue controlar el ritmo cardíaco.
La ablación con catéter puede mejorar la calidad de vida y eliminar o reducir los síntomas desagradables de la FA, como dificultad para respirar, la fatiga o la debilidad.
Se considera que es un tratamiento seguro y eficaz contra la fibrilación auricular paroxística (FAP).
Mantenga una estrecha comunicación con el médico para controlar la enfermedad y comprobar si los tratamientos están funcionando correctamente o si tiene nuevos síntomas o efectos secundarios.
En caso de emergencia, busque ayuda. Póngase inmediatamente en contacto con el médico si el ritmo cardíaco es más lento de lo habitual, si siente que se va a desmayar o si nota que le falta el aire.