Aunque un aneurisma aórtico torácico puede ser fatal si se rompe, si entiendes los factores de riesgo, los síntomas y las opciones de tratamiento, puedes estar preparado para tomar medidas rápidamente.
La aorta es el mayor vaso sanguíneo del cuerpo. Lleva la sangre desde el corazón al resto del cuerpo. La aorta torácica es la parte de la aorta situada en el pecho (Figura 1).
Un aneurisma aórtico torácico (AAT) es una protuberancia o hinchazón llena de sangre en la parte de la aorta que atraviesa el pecho.
La aorta es el vaso sanguíneo principal del cuerpo, se extiende desde el corazón, a través del pecho (que se denomina zona torácica) y por el abdomen, donde se divide para suministrar sangre a las piernas.
Un aneurisma aórtico torácico se considera grave, debido a que la protuberancia en la aorta torácica puede debilitarse y la fuerza normal de la presión arterial hace que se rompa.
Esto puede causar dolor agudo y un sangrado interno masivo o hemorragia.
La mayoría de las personas con un aneurisma aórtico torácico no tiene ningún síntoma. A menudo, los aneurismas crecen lentamente y pasan desapercibidos, algunos nunca llegan al punto de explotar y otros se agrandan rápidamente.
Para los que tienen síntomas, los más comunes son:
Cuando el aneurisma se expande puedes sentir dolor en el pecho, dolor en la parte inferior de la espalda, tos, ronquera, o dificultad para respirar. La mayoría de los aneurismas se identifican durante exámenes médicos de rutina, como radiografías realizadas por otros motivos.
El dolor puede ser de leve a intenso. AAT se suele detectar durante una tomografía computada que se realiza por otras razones no relacionadas.
Los factores de riesgo de los aneurismas aórticos torácicos son similares a aquellos que contribuyen al bloqueo de las arterias, incluidos los siguientes:
Tu riesgo de presentar un aneurisma aórtico torácico aumenta cuando envejeces. Los antecedentes familiares, una lesión en el pecho y otras enfermedades también pueden ser factores de riesgo.
Algunos pacientes con un aneurisma aórtico torácico también tienen un aneurisma aórtico abdominal.
Si tu médico observa signos de un aneurisma aórtico torácico, solicitará análisis especiales para confirmar el diagnóstico. Generalmente, esto implicará la adquisición de imágenes del tórax mediante radiografía, resonancia magnética (IRM), tomografía computarizada (TC), ecografía y angiografía.
Las imágenes producidas mediante estos métodos ayudan a tu médico a "ver" el interior de la aorta, así como de otros vasos sanguíneos y órganos en tu cuerpo, para determinar la presencia de un aneurisma aórtico torácico
Habla con tu médico acerca de cuál es la opción de tratamiento indicada para ti.
Hay tres principales opciones de tratamiento disponibles según el diagnóstico del médico:
No todos los aneurismas aórticos torácicos necesitan cirugía. Si el tuyo es pequeño, puede que tu médico decida esperar y observarlo con atención para ver si se producen cambios. Si tienes presión arterial alta, es posible que tu médico te recete un medicamento para bajarla. Si fumas, tal vez tu médico te sugiera que busques ayuda para dejar de hacerlo.
Tu médico también puede pedirte que hagas cambios en tu dieta o en tus hábitos de ejercicio. Si el médico considera que existe riesgo de que el aneurisma se reviente, es posible que te recomiende uno de los dos métodos de reparación de aneurismas: una reparación con cirugía abierta o una endoprótesis vascular.
La cirugía abierta se realiza con anestesia general. Primero, el cirujano realiza una incisión en el costado. Luego, el aneurisma se reemplaza con un injerto de tejido sintético que se cose en el lugar. Generalmente, los pacientes pasan una noche en la unidad de cuidados intensivos y, luego, se quedan en el hospital durante un período de 5 a 7 días.
Una alternativa a la cirugía abierta es la llamada endoprótesis vascular o reparación endovascular del aneurisma torácico (TEVAR). La reparación del aneurisma por vía endovascular es un procedimiento en el que se coloca una endoprótesis (una endoprótesis de tejido sintético sostenido por una estructura de metal) dentro del aneurisma torácico sin abrir mediante cirugía del tejido circundante.
Los mayores beneficios del tratamiento de la aorta (la arteria principal que lleva sangre desde el corazón hacia el resto del cuerpo) enferma o lesionada son una menor probabilidad de ruptura y el restablecimiento del flujo normal de sangre.
Si no se tratan, las lesiones aórticas (diferentes tipos de áreas enfermas o lesionadas de un vaso sanguíneo, como aneurismas, disecciones y traumatismos cerrados) se pueden extender y romper, lo que daría como resultado una hemorragia interna que pone en riesgo la vida.
Debe hablar con su médico para saber si está en riesgo de una ruptura.
Mantenga una estrecha comunicación con el médico para controlar la enfermedad y comprobar si los tratamientos están funcionando correctamente o si tiene nuevos síntomas o efectos secundarios.
En caso de emergencia, busque ayuda. Póngase inmediatamente en contacto con el médico si el ritmo cardíaco es más lento de lo habitual, si siente que se va a desmayar o si nota que le falta el aire.